Por Felipe Lechter Cohen
En un momento en que el mundo enfrenta el desafío urgente del cambio climático, es fundamental que las naciones encuentren un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. Panamá no es la excepción. La operación de una mina en nuestro país ha generado un debate nacional, pero es hora de replantear la conversación: no se trata de estar a favor o en contra de la minería, sino de exigir que se haga de forma responsable, transparente y ecológica.
La minería moderna ha evolucionado notablemente. Hoy existen tecnologías y prácticas que permiten mitigar el impacto ambiental, restaurar ecosistemas, y garantizar que las comunidades cercanas se beneficien directamente del desarrollo. La clave está en una regulación estricta, auditorías independientes, y en un compromiso real por parte del Estado y las empresas involucradas.
Una operación minera bien manejada puede ser un motor económico significativo para Panamá, generando empleo digno, atrayendo inversión extranjera, y aumentando los ingresos del Estado, los cuales pueden destinarse a educación, salud e infraestructura. Pero esto solo es posible si se respeta el medio ambiente como eje central de la operación.
Promover una minería ecológicamente responsable implica reutilizar el agua en los procesos, controlar rigurosamente las emisiones, y restaurar los suelos y la biodiversidad una vez concluida la extracción. También requiere la participación activa de las comunidades y una supervisión permanente de las autoridades ambientales.
No podemos darnos el lujo de caer en los extremos. El cierre total de la minería sin alternativas claras llevo a la pérdida de miles de empleos y a la inestabilidad económica, en el caso de Panama sufrimos un golpe que represento el 5% del PIB. Pero tampoco podemos permitir una minería depredadora, como ha ocurrido en otras regiones del mundo.
Panamá puede y debe ser un ejemplo de minería verde. Contamos con el conocimiento, los recursos y la conciencia ciudadana para exigir una operación que beneficie al país sin destruir su riqueza natural. La responsabilidad, la transparencia y la sostenibilidad deben ser los pilares de este nuevo modelo.
El futuro de Panamá está en nuestras manos. Acompañemos el desarrollo con inteligencia y compromiso ecológico. No se trata solo de extraer minerales, sino de construir un legado.